El concepto se centró en darle una nueva impronta a los colores de la marca y en destacar la versatilidad de los materiales, con el objetivo de construir una nueva identidad para este destino gastronómico, que hoy es un ícono culinario y arquitectónico de Rosario.
A la paleta cromática definida por la marca se sumó el desafío del mobiliario diseñado a medida, las curvas y otros elementos que coexisten en un espacio reducido. El reto fue lograr una mezcla armoniosa y equilibrada que acompañe la historia de esta reconocida pastelería, creando un ambiente que trasciende las recetas.